lunes, 6 de mayo de 2019

Mirada estética, crítica y afectiva de un curso de neuroeducación


Un momento de reflexión siempre es necesario para sintetizar y expresar emociones. He tratado de plasmar en esta imagen mis reflexiones sobre mi práctica pedagógica diaria.

Mirada estética. Para mí es una imagen especialmente bella porque refleja lo que quiero que ocurra en mis clases. Alumnos trabajando juntos, en armonía, con confianza, buen trato entre ellos y con compromiso por la tarea de propio aprendizaje. Utilizando medios del siglo XXI y con la ayuda y dirección de su profesor. Con evaluaciones justas. Y con un enfoque "holístico" y menos académico. Se parte del convencimiento de que todo lo importante y relevante sucede (o debe suceder) en el aula.

Mirada crítica. Me cuesta a veces explicar a familias y a algunos colegas que se pueden introducir y evaluar aspectos que se salen de lo puramente cognitivo. Nos queda un largo camino para que haya padres que descubran que es bueno para sus hijos crecer en aspectos emocionales y sociales aunque en su infancia estos no se tuvieron en cuenta (eran otros tiempos)

Mirada afectiva. La educación es un acto de amor que nace de un compromiso: hacer todo lo que de uno dependa para hacer la mejor clase posible. Y para ello es necesario seguir creciendo como maestro y como persona. Formarse ya que nadie puede dar lo que no tiene.

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